Artículo de Patxi Viana

Artículo publicado en El Correo de Vitoria, de nuestro amigo Patxi Viana, Secretario General de la Asociación Histórica Vitoria 2013.

Cuadernos del Bicentenario. Nº 40. Dic. 2020

Cuadernos del Bicentenario. Nº 40. Dic. 2020.

977-1887-25811-2-00040.

Bicentenario del Trienio Liberal – 1820. Burgos, Tierra de Pinares y La Ribera

  • Alfonso Benito Rica. Págs. 5-28
    Beethoven y la “batalla de Vitoria”
  • Patxi Viana. Págs. 29-44
    Galería de héroes olvidados: Narciso Claudio de Arias y Sáenz de Tejada
  • José Antonio Gallego García. Págs. 45-74
    La huella Española en Dinamarca
  • Miguel Reseco. Págs. 75-114
    Museo histórico Militar de Canarias
  • Alberto Ruiz de Oña Domínguez. Págs. 115-148
    In memoriam: Jean-René Aymes
  • Vittorio Scotti Douglas, Gerard Dufour. Emilio La Parra y Marco Cipolloni. Págs.
    149-169
  • Índices de Cuadernos del Bicentenario. Nros. 0 al 39. Págs. 171-240

ENTREVISTA EN EL RINCÓN DE BYRON A ANTONIO GRAJAL DE BLAS, MIEMBRO DEL FORO PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA

https://byroncillo.blogspot.com/…/antonio-grajal-de…

jueves, 15 de octubre de 2020

Antonio Grajal de Blas, datos para nuestra Historia

Las entrevistas puntuales que realizamos en nuestro blog son un apartado al que tenemos un particular aprecio, ya que nos permiten compartir con el personaje un interés y el saber por un momento histórico y producen, o mejor dicho propician, un intercambio de ideas que es una de las experiencias más gratificantes a las que puede aspirar cualquier estudioso o entusiasta de una materia

.Esta semana contamos con la presencia en «El Rincón de Byron» de un convidado especial que ha tenido la amabilidad de atendernos y dedicarnos una parte de su tiempo, Antonio Grajal de Blas, coautor junto con Jorge Planas Campos de «Officiers de Napoléon tués ou blessés pendant la Guerre d’Espagne (1808-1814)»; también cuenta con una participación en el libro «Historia pública de la guerra de 1808-1814», aunque probablemente su actividad más conocida la lleva desarrollando hace tiempo en la web: www.tablasmartinien.es, de imprescindible visita para tanto para el aficionado como para el estudioso de la Guerra de Independencia. Antonio Grajal de Blas nació en 1971. Obtuvo su la licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales en 1994. Trabaja como profesor de Economía desde 1997 y desde 2001 en la Comunidad Valenciana, habiendo dado clases en varios institutos de Salamanca, Guijuelo, Peñaranda de Bracamonte, Olmedo, Villena, Torrevieja, Elche y Alicante. Actualmente imparte clases en el IES El Pla de Alicante. Asimismo es colaborador de la web GEHP del profesor Rafael Zurita. Sin más preámbulos compartir con todos vosotros nuestra entrevista con Antonio Grajal de Blas y que esperamos podáis disfrutar de su lectura y comentarios tanto como lo hemos hecho nosotros.

ENTREVISTA

El Rincón de Byron: ¿Cómo es que un titulado y posterior docente en el área de la Economía llega a interesarse de una manera tan notoria por la Guerra de la Independencia? ¿Fue un interés temprano desde pequeño por tus aficiones o juegos, o ya cobraste interés por dicha época de la Historia española en tu etapa adulta?

Antonio Grajal de Blas: «Cuando iba al colegio era bueno en matemáticas y en historia, quizás por eso me teledirigieron a una carrera de ciencias sociales como Economía. Probablemente a mí me habría gustado estudiar Historia y durante un tiempo sufrí por ello. En realidad, yo aprendí Historia de muy pequeño leyendo los libros de mi abuelo, que fue maestro en la época de la República, en los cuales tenía una gran importancia la Guerra de la Independencia. Dentro de la historia, las batallas me interesaron desde pequeño, como dice la pregunta, en forma de juego… pero siempre tenía pocos soldaditos, por lo que enseguida pasé a dibujarlos y ahora hago lo mismo pero en forma de tablas de datos, ahora tengo al ejército de Napoleón al completo. Se puede decir que sigo haciendo lo que hacía de niño. Curiosamente, por eso, ahora soy feliz, porque mi formación en registro de datos (contabilidad) me es extremadamente útil en mis investigaciones. Pienso que puedo ser útil a los historiadores de verdad. Me considero un recopilador y un auxiliar de ellos. Me siento atraído por el concepto de Historia Pública que promueve el catedrático Rafael Zurita que defiende la multidisciplinariedad en el estudio de la historia.

«Portada del libro (R.B.): Eres coautor junto con Jorge Planas Campos de la obra en dos volúmenes “Officiers de Napoléon tués ou blessés pendant la Guerre d ́Espagne (1808-1814)”, publicados por el FEHME, en el año 2018. ¿Cómo se gestó por vuestra parte el poder llevar a la realidad esta ingente obra, continuadora de la realizada por Martinien, con referencia a la Guerra de Independencia? ¿Tuvisteis algún tipo de ayuda por parte de las Instituciones u Organismos oficiales?(A.G.B): «Aunque la Guerra de la Independencia siempre me había interesado, durante largos años no la había cultivado. Hace no muchos años volví a leer por el tema y entré en contacto con Martinien a través de las notas al pie de algún texto que leía. Los avances en digitalización hicieron que pudiera tener acceso a la obra (no se si estaba disponible Gallica en aquella época), y me di cuenta que era necesario que toda aquella información estuviera en tabla y que se realizasen los correspondientes resúmenes contables. Martinien menciona unidades militares, nombres de los oficiales y la fecha y lugar donde cayeron muertos o heridos. Me parecía una fuente de primera para estudiar la Guerra de la Independencia. Investigué en internet y encontré una tabla italiana incompleta y a partir de allí empezó todo para mí. Jorge Planas se dedicaba a lo mismo, y más en serio, pues viajaba con frecuencia a los archivos de Vincennes a conseguir documentación y gracias a ello había conseguido identificar a casi todos los oficiales. Jorge Planas descubrió lo que yo hacía por mi presencia en Facebook y contactó conmigo y empezamos a colaborar acelerando los procesos de corrección de errores, identificación de lugares, búsqueda de nuevos individuos no incluidos por Martinien. Jorge Planas puso a mi disposición una inmensa documentación, con la que de utilizar pocas fuentes (en aquella época básicamente empleaba a Toreno) pasé a utilizar una ingente bibliografía y documentación de la época. El punto fuerte del libro que publicamos y del que hemos sacado recientemente una nueva edición, es la bibliografía que hay detrás. Por lo demás el libro no es más que una copia de seguridad en papel de parte de nuestro trabajo. Pienso que sería útil hacer una versión barata en libro electrónico, pues es una obra indispensable para cualquier investigador de este período bélico. Respecto a si hemos recibido alguna ayuda de organismos oficiales, la respuesta es no, nunca nadie nos ha dado ni un euro. Tampoco sé si deberían habernos dado algo y afortunadamente tengo un trabajo decentemente pagado. Por otra parte, el resultado de nuestro trabajo está disponible gratis en la web. Nuestro trabajo ha sido por amor al arte y totalmente desinteresado, simplemente vimos algo que se tenía que hacer.»(R.B.): Aristide Martinien (1843-1912) estuvo empleado en los Archives Historiques du Ministère de la Guerre, y realizó una ingente labor de recolección en estadillos de los oficiales muertos y heridos del bando francés tanto en las guerras napoleónicas de 1805 a 1815 como posteriormente en la guerra de 1870-71. De alguna manera habiendo “recogido el testigo” de su trabajo en vuestro libro, ¿has llegado a considerar o apreciar la figura de Martinien y el alcance de su labor? ¿Sabes si le movió una motivación especial para dedicarse a realizar un proyecto de tan faraónica magnitud?(A.G.B): «Aristide Martinien es el gran olvidado. Incomprensiblemente no tiene artículo de wikipedia y en realidad no sé nada de él. Su obra da mucha más información que muchos libros mucho más prestigiosos. El amor por los datos nos une a Jorge Planas y a mí con Aristide Martinien. Una historia basada en datos minimiza los juicios de valor que podemos encontrar en otras obras de historia. Curiosamente por ser una lista de héroes seguramente no encontraremos en Martinien ninguna intención de ocultar o minimizar las bajas reales sufridas por los ejércitos napoleónicos. Más bien al contrario, parece haber ciertas heridas de poca monta que se incluían en las hojas de servicio por motivo de prestigio, y a la inversa también pasaba. Por otro lado, hemos utilizado la misma documentación que utilizó Martinien, principalmente los controles de oficiales (serie 2YB del SHD), siendo increíble lo poco que se equivocó este hombre para la magnitud del trabajo que realizó.»(R.B.): ¿Cuáles son las principales conclusiones que pudisteis extraer a la conclusión de vuestro trabajo en “Officiers de Napoléon Tués ou blessés…”? ¿Crees que vuestra publicación ha ayudado a desmontar algunas de las ideas preconcebidas sobre la Guerra de Independencia, como por ejemplo el impacto de la guerra de guerrillas o la ingente variedad del número de tropas aliadas del ejército francés en nuestro país?(A.G.B): «La principal conclusión es precisamente la que acabo de mencionar, la fiabilidad de la obra de Martinien, hemos encontrado unos 500 duplicados (gente que estaba pasando de una unidad a otra y que por eso figuraba dos veces) y hemos descubierto otros 500 nuevos añadidos que se le habían pasado a Martinien, con lo que la cifra queda fija en torno a 3.000 oficiales muertos en España y 9.000 heridos, correspondiendo a alrededor de 10.000 individuos únicos. Pocos individuos nos puede quedar por añadir, y solo contemplamos lagunas importantes en unidades extranjeras (por ejemplo, italianos) y unidades especiales. Entre los individuos que se le pasaron a Martinien y que hemos añadidos nosotros me vienen a la cabeza la herida de Junot en Rio Maior de enero de 1811 y los comandantes de Peñíscola en 1813-14 y de los fuertes de Almaraz de 1812. También hemos corregido algunas fechas, lugares y unidades.

La utilización de la Guerra de la Independencia como símbolo nacional tiene su justificación, solo hay que ver el mapa de distribución de las bajas de oficiales, que abarca toda la península, con numerosos combates. Toda la nación luchó en un momento u otro contra Napoleón y se vertió mucha sangre de españoles. Me atrevería a decir que murió más gente que en la guerra civil.

Sobre una posible contribución a desmontar ideas preconcebidas debo mencionar el primer resumen que hicimos, la clasificación por territorios; en esta ocupa un primer lugar Cataluña con unos 1.950 oficiales napoleónicos muertos y heridos, teniendo esta cifra más importancia todavía por haber actuado en este territorio las tropas aliadas solo de manera casi anecdótica, pareciendo bastante claro que la implicación de la sociedad catalana debió ser muy alta. Es esto algo que no se divulga mucho. Las causas de este fenómeno merecen ser estudiadas, quizás pérdida de algún privilegio de tipo económico ante una posible integración en Francia (como de hecho sucedió). En febrero de 1810 la guerra parecía acabada en el resto de territorios, como se puede ver en nuestra clasificación mensual, a partir de esa fecha solo hay picos debidos a las grandes batallas libradas por nuestros aliados. Es probable que sin la ayuda de nuestros aliados la resistencia se hubiera ido apagando poco a poco y que los franceses hubieran vencido. Los franceses en sus fuentes achacan con frecuencia su derrota al dinero británico.La afirmación anterior no debe de quitar importancia a las aportaciones de los ejércitos españoles y de la guerrilla. El porcentaje de bajas de oficiales causadas por revueltas populares y guerrilla puede superar el 20% y el causado por ejército regular español supera el 35%, quedando para nuestros aliados menos del 45%. Como poco obligaron a mantener en España numerosos contingentes de tropas de ocupación. Para esta clasificación hemos considerado guerrilla a las fuerzas lideradas por comandantes considerados tradicionalmente guerrilleros, aunque fueran militares de carrera (por ejemplo, Villacampa y Durán), y prácticamente su principal característica definitoria sea tratarse operaciones “tras las líneas enemigas”.

Hemos estudiado también las bajas que se pueden imputar a cada comandante español y aliado, con cierta dificultad por la abundancia de operaciones combinadas. Entre los guerrilleros ocupa el primer puesto Francisco Espoz y Mina (470 bajas de oficiales napoleónicos, su papel parece haber sido clave en el éxito de la ofensiva napoleónica de 1813) y decepciona un poco el Empecinado que probablemente no llega ni a la tercera parte. Esto no debe llevarnos a desdeñar la importancia del Empecinado precisamente por su cercanía a la capital y su capacidad para reconstruir su fuerza, varias veces derrotada. Estudiar la vivacidad de la guerrilla en Navarra presenta un gran interés y he empezado a leer «The fatal Knot», que trata sobre ese tema. A pesar del éxito de Mina, también parece ser uno de los que más inflaban en sus informes las bajas del enemigo.Desbordando el estudio de Martinien, circunscrito a los oficiales, en estos momentos estamos estudiando los libros de matrícula de tropa de los regimientos (disponibles en la web Memoire des Hommes) con vistas a superar el estudio ya clásico de Houdaille. Este estudio se basa en una muestra 1:500 y da una estimación de muertos franceses para España un poco baja. Nosotros pensamos que es factible conseguir una muestra mucho más grande y conseguir unos resultados más próximos a la realidad. Por lo que llevamos mirado hasta ahora, decepciona un poco por encontrar pocas bajas en combate (aunque seguramente superaremos la estimación de Houdaille). Esta sensación de pocas bajas en combate, teniendo en cuenta que se trata de un período de 6 años, da una imagen de lo que se llama “conflicto de baja intensidad”. A modo de ejemplo, el 43º de linea, un regimiento famoso por sus combates en la Serranía de Ronda, pero que también combate en Vitoria y Pamplona, solo pierde en España entre 1808 y 1813, 297 individuos de tropa muertos en combate y por heridas (podrían ser alguno más por los que figuran solo como muertos, como rayés o prisioneros que en realidad terminaran muertos). En contrapartida estamos encontrando muchas bajas por enfermedad y desaparecidos estando en hospital, en el caso del 43º podrían llegar a 1400-1500 [N.: final de la entrevista]. Pareciera que lo que auténticamente hubiera destrozado al ejército Napoleón en España fueran las enfermedades. Más aún, estas bajas por enfermedad tienen una concentración significativa en los meses a caballo entre 1808 y 1809. Parece ser que efectivamente “España” causó muchas bajas a los ejércitos imperiales. También a partir de esas fechas las deserciones se disparan, pero sobre todo en la propia Francia (observamos muy pocas ejecuciones por deserción, por lo que no veo al régimen napoleónico especialmente sanguinario). Estimar la cifra concreta de bajas ya es otra historia, pero incluyendo las bajas por enfermedad se podrían alcanzar fácilmente la cifra de 200.000 muertos que tradicionalmente se ha dado, pero en estos juicios hay que ser prudente, pues de momento solo hemos mirado 7 u 8 regimientos.» (R.B.): En Internet tenemos un excelente recurso en la web: https://www.tablasmartinien.es/, que, de alguna manera, ¿podemos entender que es una traslación al entorno digital del material publicado en vuestro libro de “Officiers de Napoléon Tués ou blessés…”? Para los profanos en la materia o que tengan un escaso conocimiento, ¿podrías explicarnos en pocas palabras que podemos encontrar en las búsquedas en dicha web?(A.G.B): «Desde el principio tuve claro que la manera de visualizar la información era mediante un sitio web conectado a bases de datos, y aprendí esa tecnología un poco preguntado por aquí y por allá, y creé una primera web rudimentaria. Con el tiempo entró a formar parte del equipo un compañero, también profesor, Juan Marcos Sacristán Donoso, de la especialidad de informática, con el que conseguimos darle un toque más profesional a nuestro sitio web, aunque somos conscientes de que falla la estética. En la web se pueden encontrar a todos los individuos con sus correspondientes referencias; los podemos encontrar agrupados por tipo de referencia bibliográfica (la bibliografía es el punto fuerte del proyecto) por procedencia geográfica (cerca de 40 nacionalidades), por año y mes, por graduaciones, por unidades militares (unas 526 unidades, normalmente tipo regimiento, incluidas unidades provisionales), por territorios, por batallas (hemos recopilado información sobre más de 2.800 combates), por campañas, por causantes, por grandes unidades. El sitio web fue diseñado sobre todo como herramienta de trabajo interno, pero con un poco de práctica cualquier persona que quiera estudiar algún combate concreto de la Guerra de la Independencia puede encontrar los nombres de los oficiales napoleónicos que fueron muertos o heridos en él, y a parte mucha más información complementaria, habitualmente enlaces a referencias bibliográficas.

El punto fuerte del sitio web es precisamente toda esa información complementaria, que está disponible a través de un sistema de mensajería agrupado en 4 foros (personajes, unidades, batallas y grandes unidades), que incluye más de 18.000 mensajes. El sitio web incorpora un buscador por palabras, por lo que cualquier investigador puede encontrar todo lo que hay en nuestra web sobre una cuestión concreta. La información está en modo borrador, pero de igual manera es útil. El buscador a veces se peta, pero si se intenta de nuevo, normalmente se consigue lo que se busca. Es gracias a ese buscador por lo que puedo intervenir en tantos temas en Facebook. Algún día convertiremos toda esa información en una auténtica bibliografía por batallas.

El sitio web ahora mismo va un poco por detrás en actualización a nuestra última edición del libro, pero contiene un gran volumen de información complementaria que sería imposible de incluir en este.»(R.B.): En tu faceta actual de profesor de Instituto, ¿consideras que los alumnos de hoy en día conocen con suficiente profundidad los sucesos de la Guerra e Independencia? ¿Opinas que la enseñanza de nuestra Historia, concretamente la Historia de los hechos militares se halla de alguna manera mediatizada por el pensamiento ideológico imperante en nuestra sociedad actual?(A.G.B): «Creo que para ellos es simplemente un tema más y dudo que se enseñe en profundidad. La enseñanza de los conflictos bélicos cada vez ocupa menos líneas, y los temarios se centran más en historia política y social. En general los alumnos odian la materia, por tener que memorizar muchos datos y suele haber muchos suspensos. Para que el temario tenga menos datos lo que se elimina son los datos de los acontecimientos bélicos. Yo que amo los datos sería partidario de dar todavía muchos más datos y exigir memorizar menos. Eso fue lo que hice un año que impartí, para completar horario, GYH de 2º ESO, y los alumnos por poco se me amotinan, no me creían cuando les decía que no les iba a exigir en examen toda la información que les daba.

La historia militar tiene por otra parte cierta mala prensa, relacionándose con frecuencia con ideologías de extrema derecha (se suele inferir que si te gusta estudiar al ejército alemán de la 2º guerra mundial debes de ser un poco nazi). No considero que lo que hacemos con nuestro proyecto sea historia militar, para ello deberíamos tener algún militar en el equipo. El interés inicial de Jorge Planas era de tipo genealógico, mientras que mi interés es humano (conocer a los personajes, tratándolos con ecuanimidad) y, como ya he dicho, hacer resúmenes cuantitativos. El hecho de que busquemos cuantificar las víctimas refuerza el interés humano del proyecto, no buscamos explicar con que estrategias se ganó una u otra batalla. Creo que ese es el enfoque para seguir en otros fenómenos como por ejemplo el estudio de la memoria histórica, de hecho, Juan Marcos y yo hicimos una web sobre ese tema basada en la obra de Paul Preston (ver www.lamemoriahistorica.es).Creo que un hecho diferencial de la guerra de la independencia es que nunca un ejército extranjero y multinacional tan grande ha ocupado el país, y por eso mismo debería de ser estudiado, incluso en el contexto de la pertenencia a la Unión Europea. Forma parte de nuestra historia común.»(R.B.): ¿Tu formación económica te ha ayudado de alguna manera para poder entender con más claridad los vaivenes de la Guerra de Independencia en su contexto social y económico? ¿Crees que los historiadores actuales o pasados, cuando nos explican dicho conflicto, le dan la suficiente importancia a su vertiente socioeconómica?(A.G.B): «Ahí me has pillado, por centrarme en el tema de las bajas, no he prestado demasiada atención a aspectos políticos, sociales y económicos. Por otra parte la información que he leído sobre economía y guerra de la independencia me parece fragmentaria, y puede que haga falta una gran obra sobre el tema. Me viene a la mente la amplia información económica presente en las Memorias de Suchet y un artículo sobre la logística del Ejército de Andalucía de Jean-Marc Lafon que he leído recientemente.»(R.B.): Napoleón se comenta que pronuncio la frase que “un ejército marchaba sobre su estómago”. Pero a ese estómago había que alimentarlo de alguna manera. La política de requisas tanto de parte francesa como de parte patriota durante la guerra en un mismo territorio en un mismo momento, ¿crees que fue uno de los factores clave del empobrecimiento manifiesto de gran parte de la población española o habría al mismo tiempo otros factores a considerar?(A.G.B): «En la misma línea que la pregunta anterior no tengo suficiente información para contestar. Evidentemente 6 años de campañas por absolutamente todos los caminos del país tuvieron que dejarlo arrasado. Los ejércitos de la época, cuando hacían una expedición, siempre utilizaban caminos de ida y de vuelta distintos, pues el camino de ida ya había quedado totalmente esquilmado. Gran parte del territorio ya era pobre de antemano. Todo ello explicaría los graves problemas logísticos del ejército napoleónico que podría explicar el alto nivel depredador de este, y quizás el gran número de bajas por enfermedad que estamos observando, así como “el empecinamiento” de la resistencia. La avaricia de muchos mandos franceses también complicaba la situación de los españoles y de la propia tropa francesa.

Pienso que nunca hasta aquel momento, un ejército tan grande había ocupado España y sin duda sobrepasó las capacidades de los recursos del país para mantenerlo. La creencia popular en Europa en aquella época parecía ver a España como un país más rico de lo que era, pero me extraña que Napoleón no estuviera mejor informado. Cabría preguntarse si habría hecho falta que hubiera mandado tantas tropas a España, y se podría formular, incluso, la hipótesis de que Napoleón quería utilizar España como depósito de tropas, ahorrándose la impopularidad de mantener tan grandes contingentes de tropas en las ciudades de Francia, mientras la burguesía se mantenía contenta fabricando equipamientos militares.

En todo caso la irrelevancia política y económica en la que cae España después de la guerra tiene además otras causas (sobre todo la pérdida del imperio colonial). El empobrecimiento y destrucciones de la guerra es también una de las causas de las guerras civiles que vienen después que debieron de generar más empobrecimiento todavía.»Louis Gabriel Suchet(R.B.): La Guerra de Independencia en el antiguo Reino de Valencia, ¿crees que tuvo alguna particularidad que la diferencie del resto de territorios de España, o las acciones o hechos que se dieron no variaban de los acontecidos en otras regiones limítrofes? ¿Por qué crees que un general como Suchet tuvo una trayectoria tan exitosa en el Levante español -de alguna manera la cara de la moneda de la ocupación francesa-, donde otros comandantes franceses vieron su historial emborronado en otras regiones de España?(A.G.B): «La Guerra de la Independencia en el este de España me interesa especialmente. Yo procedo del oeste, estudié en Salamanca (otro territorio “napoleónico”) y me trasladé a Alicante en 2001, y ahí comencé a valorar la importancia de la GDI en mi nuevo destino. Cuando llegué apenas conocía esta parte de España y empecé a hacer algunos viajes. Descubrí los abundantes vestigios de la época que se conservan, me impactó mucho la primera vez que visité el castillo de Sagunto, vas buscando restos de época antigua y medieval y te encuentras con todas las obras de refuerzo que se realizaron en la Guerra de la Independencia. En Alicante mismamente tenemos el castillo de San Fernando construido ex novo, y el otro castillo tiene el mismo aspecto que en la época, siendo Alicante una plaza fortificada en ese momento, y una de las pocas que no pudo ser tomada por los franceses, lo que la situaría a la altura de Cádiz. En las cercanías hubo varios combates de importancia como los dos de Castalla.

Aprendí a valorar también a la figura del mariscal Gabriel Suchet, que es el último conquistador extranjero de Valencia. Sus memorias son interesantísimas y todo un homenaje a sus subordinados a los que menciona muchísimo. En los capítulos 10 y 18 hay buenas descripciones económicas de las regiones bajo su mando, Aragón y Valencia. Para mí está a la altura del famoso «Llibre del Fets», ambos libros relatan lo mismo: la conquista del Reino de Valencia. Es una obra que merecería ser trabajada más a nivel escolar… pero contiene demasiados datos militares, y eso es habitualmente lo que se sacrifica.Suchet fue un militar de raro éxito y talento, ya curtido en campañas europeas. Comienza la guerra de la independencia mandando una división de élite del 5º cuerpo en el asedio de Zaragoza, y asume poco después el mando del 3er cuerpo (futuro ejército de Aragón) formado en su mayor parte por unidades sucesoras de los antiguos regimientos provisionales (114º ex 1º y 2º prov, 115º ex 3º y 4º prov, 116º ex 5º y 6º prov, 117º ex 9º y 10º prov , 121º de línea ex 1º y 2º legiones de reserva) en general con baja moral y en poco tiempo los convierte en unidades de élite de alto valor combativo. Suchet era un militar que se preocupaba por sus soldados y en general estaban mejor aprovisionados que en el resto de España, como pudieron comprobar los soldados del Ejército de Andalucía del mariscal Soult cuando en su retirada recalaron en Valencia, lo mismo que los soldados del Ejército del Centro de José que se retiraron desde Madrid (8.000 enfermos de estos ejércitos fueron atendidos por Suchet en hospitales valencianos y parece ser que recibieron un trato exquisito).Castillo de Sagunto. Suchet fue un gran expugnador de ciudades en todo el este de España: Mequinenza, Lérida, Morella, Tortosa, Tarragona, Peñíscola, Oropesa, Sagunto, Valencia, Denia. En el este de España solo Alicante y la importante base de Cartagena escaparon a su dominio. Las conquistas de Suchet eran buenas noticias para el emperador en medio de las generalmente malas noticias de España. Se le estudia también por su éxito en lucha antiguerrilla y por su buena administración que contribuyó a dar cierta tranquilidad a las regiones bajo su mando. Más aun Suchet no fue derrotado (en el 2º Castalla solo le pararon los pies) y cuando tuvo que retirarse al norte después de la batalla de Vitoria, dejó guarniciones en todas las fortalezas que había tomado y muchas de ellas resistieron hasta el final de la guerra. Todas esas fortalezas han llegado hasta nuestros días y constituyen una ruta turística de temática napoleónica de primera magnitud: una ruta de fortalezas napoleónicas.

Al final de sus memorias Suchet alardea de sus éxitos, la captura de 82.101 prisioneros españoles, 94 banderas y 1.415 cañones capturados.De sus cualidades como administrador dice mucho el que pudiera hacer vivir a su ejército sin necesidad de auxilios desde Francia, y que sus tropas pudieran volver a Francia en 1814 con los sueldos regularizados y con provisión de carne es especie para un mes que fue abonado posteriormente a comisarios españoles. No solo no consumía recursos de Francia, sino que pagaba religiosamente las requisas a lo españoles (seguro que también realizaba saqueos punitivos). También fue capaz de enviar recursos a Madrid, a Francia y al ejército francés de Cataluña. En sus memorias menciona cual era la regla que seguía en las contribuciones exigidas a las provincias a su mando para evitarlas la ruina total: “Mas el imponer nuevos y nuevos tributos y obligar al pueblo a satisfacerlos, no era ciertamente todo lo que bastaba hacer. Era preciso que el numerario que salía de sus manos volviese a ellas sin tardanza, y hacer de manera que una circulación no interrumpida impidiese toda estagnación, y que alimentase por contrario las arcas del ejército, sin embarazarlas con una abundancia inútil. Al efecto el general en jefe mandó que pagase al soldado su haber todos los cinco días, porque es bien sabido que este gasta tan presto como cobra. Los habitantes, pues, no tardaron en convencerse, que los impuestos que pagaban no eran otro que una especie de adelanto, que podían recobrar al minuto, abasteciendo nuestras ciudades y nuestros campamentos. Con la misma intención se buscó con esmero, y se pagaba corriente y en metálico todo producto de las fábricas del país, que pudiese servir para el vestuario o para el equipo de nuestras tropas”. Lo dicho, un buen gestor, y con un aire muy keynesiano…Por su parte el papel de los ejércitos valencianos fue discreto siendo especialmente destacables el abandono de Morella a los franceses, su fracaso en socorrer a la bloqueada Tortosa en 1810 y no pudiendo impedir la toma de Valencia en 1811-12. Todo esto a pesar de haber dispuesto de tiempo para prepararse y de haber recibido la ayuda de un cuerpo expedicionario procedente de Cádiz que contenía lo mejor del ejército español, toda la historia de un fracaso, en la forma de la mayor derrota española de la guerra en número de prisioneros, los 18.000 del ejército de Blake. Sin embargo, la conquista de Valencia detrajo del ejército francés de Portugal una división al mando del general Montbrun que se dirigió hacia Alicante, hecho que fue aprovechado por los británicos para tomar Ciudad Rodrigo, desequilibrando por completo el frente del oeste. Puede que la derrota española en Valencia contribuyera en gran medida a la posterior victoria aliada en la guerra.

«Fragmento de «Bailén», de Casado del Alisal (R.B.): Nuestra siguiente pregunta es recurrente en “El Rincón de Byron”, pero nos parece ilustrativa para entender parte de la historia militar de nuestra Guerra de Independencia. El papel de los generales españoles de los ejércitos de la época salvo honrosas excepciones no dejó de ser bastante discreto, cuando no claramente deficiente. ¿Cree que la historia ha sido justa con ellos? ¿Podrían haber hecho más de lo que hicieron con el material humano y bélico de que disponían? ¿El papel de las Juntas en general, podríamos considerarlo un elemento más negativo que positivo en el comportamiento militar de los generales españoles?(A.G.B): «Los ejércitos españoles no eran estimados por los franceses por su calidad en combate. Eso no quiere decir que no los respetaran y alabaran su escrupulosidad en el respeto a las reglas de la guerra (salvo algunos episodios de represalias). Hay una frase de Gabriel Laffaille que me gusta mucho y me enorgullece: “Les meurtres et les cruautés commis sur nos blessés et sur nos prisonniers ne le furent jamais par les troupes de ligne espagnoles”. Otra cosa era la guerrilla, aunque también se acostumbró a respetar a los prisioneros. El trato a los juramentados era otra cosa totalmente distinta y hemos encontrado varios casos de ejecuciones de soldados de José, y probablemente nos falten individuos en nuestra tabla. Luis Lacy y Gautier fue el único general español que llevó a cabo una guerra sucia durante su mando en Cataluña. Respecto a la calidad de los mandos españoles tiendo a ser benévolo: Me gusta Castaños, en detrimento de Reding que creo que tomó decisiones que llevaron a desperdiciar buenas tropas en Cataluña; Cuesta es polémico, pero me gusta su buen trato con Suchet en negociaciones de intercambio de prisioneros, cuando tenían mando en Mallorca; Blake me parece profesional, aunque con mala suerte; La Romana , me parece bien, pues consiguió conservar su ejército, igual que Freire y Mahy; Mendizabal aunque derrotado catastróficamente en Gévora, creo que desarrolló un buen papel en su mando del 7º ejército; Alvárez de Castro, todo un héroe, igual que Herrasti, Menacho, Santocildes, La Carrera, Zayas, Lardizabal y Andriani; Contreras bien, pero topó con Suchet en Tarragona; Renovales polémico, igual que Ballesteros, pero este luchó mucho; José O’Donell bueno, mucho mejor que sus hermanos; Villacampa, Duran, Copons, Whittingham, Penne Villemur, Begines, Losada, Barcena, Giron, Morillo, me gustan, aunque este último polémico en América; Alburquerque quizás sobrevalorado. A Myllares y a Roche les tocó recibir palizas; Elio polémico, igual que Carlos de España; O`Donoju interesante por su papel posterior en México; Bassecourt me parece discreto igual que Cartaojal y Carvajal. Venegas no me parece tan malo pues la derrota de Almonacid me parece digna y se causaron un número significativo de bajas a los franceses. La Peña vergonzoso por su actuación en Chiclana. Malos, malos, Areizaga, Campoverde y José de Palafox por la decisión de encerrarse en Zaragoza que provocó una catástrofe. Lacy bueno, pero no me gusta por su guerra sucia. No los veo tan mal y hay un buen número de ellos que eran suficientemente buenos como militares, el enemigo era duro y era difícil hacer que los reclutas sin experiencia, y muchas veces mal equipados, funcionaran, eso solo estaba al alcance de genios como Napoleón. Como he dicho antes no soy militar y sobre estas cuestiones podría opinar mejor un militar. En la web tenemos un ranking donde salen todos ellos. He intentado mencionar solo aquellos que ya fueran militares antes de 1808 y faltan muchos otros.

Sin embargo, a pesar de que los ejércitos españoles perdieron casi todas las grandes batallas, sí que se ganaron un buen puñado de pequeñas acciones, incluidas varias con muchos prisioneros y pocos muertos. Me parece mejor que las carnicerías de Napoleón. A pesar de todo lo que se ha escrito sobre el mal trato a los prisioneros franceses (Cabrera, pontones), el propio Houdaille (autor del estudio más completo de bajas del ejército imperial) indica que del frente español reentraban más prisioneros de lo esperado, teniendo en cuenta la literatura, estima 23.000 reentrados frente a 30.000 que no volvieron.

Sobre el papel de las juntas tampoco soy experto. Recuerdo episodios de conflicto como el de la Romana con la Junta de Asturias y del Empecinado con la Junta de Guadalajara. Puede que a veces fueran antifuncionales, pero esa descentralización parece la esencia de España. Como ya he dicho solo soy un auxiliar y de momento tengo demasiadas tareas acumuladas para poder estudiar en profundidad estos temas.»(R.B.): Volviendo a la figura de Napoleón ha sido debatida y estudiada hasta la saciedad desde su muerte. Algunos han señalado que sólo la figura de Jesucristo ha sido objeto de mayor número de biografías publicadas en estos últimos 200 años, lo que indica sin duda, un interés verdaderamente fuera de lo común de nuestra sociedad moderna por su figura histórica. En una figura tan poliédrica, de tan múltiples facetas, detestada y querida por igual, ¿podríamos aventurar que el personaje histórico superó inevitablemente a la persona de carne y hueso? Lejos de las imágenes idealizadas francesas o de las caricaturas británicas de propaganda de la época, ¿cuál es el verdadero Napoleón para Antonio Grajal de Blas?(A.G.B): «Tu ya lo has dicho, se ha escrito mucho. No se que puedo decir yo, como mucho puedo comentar ciertas sensaciones, seguramente basadas en Chandler que he releído este verano. Curioso que un corso llegase a emperador de los franceses. Pienso que era un hombre inteligente y con una gran capacidad de trabajo, y seguramente el hombre adecuado en el momento adecuado. Puede que esté algo sobrevalorado como militar, pues a partir de Jena se observa aumento del coste en bajas. Entre sus innovaciones militares el battaillon carré y el empleo de la artillería. En política exterior sus errores fueron inmensos (bloqueo continental, invasión de España, invasión de rusia de 1812), y se le puede ver como un poco infantil, como ya observó Talleyrand. Como organizador militar puede que solo siguiera la estela de Carnot. Algunos le comparan con Hitler por su megalomanía y como culpable de guerras que causaron millones de víctimas, sin embargo, Napoleón no es sanguinario, lo cual no le exime demasiado de su culpa. Derrotado estrepitosamente en 1812, nuevamente en 1813-14 y finalmente en 1815, mantuvo destellos de genialidad en estas etapas finales como en Lutzen, Bautzen, Dresden, la campaña de los 6 días de febrero de 1814, donde consiguió que ejércitos de reclutas inexpertos vencieran a ejércitos enemigos más veteranos. Una buena parte de los veteranos de Napoleón sucumbieron en España, por lo que Napoleón tuvo que luchar sus campañas europeas a partir de 1812 con ejércitos, mayoritariamente de reclutas, que se deshacían como azucarillos (también lo estamos viendo en los libros de matrícula). A él le debemos la introducción de ejércitos cada vez más grandes, con un aumento de las bajas, sobre todo por enfermedad, como estamos viendo en los libros de matrícula de tropa. Por cierto, no he visto ningún estudio sobre bajas por enfermedad en los ejércitos españoles de la Guerra de la Independencia, ni en nuestros ejércitos contendientes en la más reciente Guerra Civil.» Mapa de época de Valencia (R.B.): Para finalizar esta entrevista, ¿cuáles son o querrías que fueran tus proyectos en el estudio sobre la Guerra de Independencia?(A.G.B): «Como ya he comentado estamos concentrados en los libros de matrícula de tropa (están disponibles la infantería de línea, la guardia imperial y hasta la guardia real de José). Se prestarían a un gran proyecto de trabajo colaborativo internacional. Mientras esto sale he iniciado mi propio estudio restringido a los regimientos del ejército de Suchet. De hecho, tengo muy avanzados los regimientos 114º, 116º, 117º, 14º, 16º y 44º de línea. Tengo en perspectiva para los próximos meses trabajar los 115º, 121º y 7º de línea. Desgraciadamente no están disponibles los registros de tropa de la infantería ligera (1º, 3º y 5º ligero), ni de la caballería (4º húsares, 24º de dragones y 13º de coraceros), ni de unidades italianas, napolitanas y de legión del Vístula. Me gustaría indagar sobre como acceder a esa información que me falta…mientras tanto supongo que extendería mis trabajos a las unidades del cuerpo Reille que también combatió en tierras aragonesas y valencianas, e incluso del 5º cuerpo que participó en 2º asedio de Zaragoza. Con todo esto espero tener una buena muestra para estimar las bajas totales en la guerra de la Independencia. Por supuesto el resultado de estos trabajos tendrá su propia web para consulta libre. Me gustaría conseguir colaboración de gente de la Universidad de Alicante para realizar un gran estudio sobre el soldado napoleónico en territorios valencianos.

El otro proyecto que tengo en mente es un derivado de este proyecto sobre los libros de matrícula de tropa. Estos libros contienen información sobre los muertos en combate y por enfermedad, heridos (no todos, no se registraban todas las heridas), rayés (vendría a equivaler a desaparecidos, aunque no en todos los casos), y prisioneros. En nuestro trabajo sobre Martinien solo recogemos oficiales muertos y heridos en combate. Me gustaría revisar los controles de oficiales (serie 2yb) y recopilar también oficiales prisioneros y muertos por enfermedad en España, para que los datos fueran homologables a los que estamos recogiendo de los libros de matrícula de tropa. Tengo trabajo para bastante tiempo.Por último, debo de mencionar que la temática napoleónica ha guiado mis viajes de vacaciones en los últimos años habiendo recorrido numerosos lugares y vestigios de la época. En concreto en mi comunidad y comunidades limítrofes hay muchos restos destacables, vinculados a la figura del mariscal Suchet que se deberían promocionar como ruta turística. Todos los caminos entre Alicante y Aragón y Cataluña reúnen vestigios. Desde Alicante también se pueden alcanzar fácilmente destinos interesantes relacionados con la GDI en el antiguo Reino de Murcia, como los castillos de Chinchilla y de Peñas de San Pedro en la provincia de Albacete y los castillos y fortificaciones de Cartagena y Castillos de Lorca y Caravaca, en la provincia de Murcia. Espero ver alguna vez promocionados todos estos destinos adecuadamente, por ejemplo, mediante documentales como los del proyecto PADGUE promovido por la Universidad de Alicante.»

Artículo de Máximo López de Vilaboa

Artículo publicado en el día de hoy, 4 de octubre 2020 en el Diario de Burgos, escrito por Máximo López de Vilaboa sobre el libro «Fray Emiliano María de Revilla. El espíritu aventurero de un capellán en la campaña de Marruecos». Este libro ha sido prologado por él mismo, y presentado por Isaac Rilova Pérez. El libro ha sido editado por el Foro para el Estudio de la Historia Militar de España durante la «Pandemia».

Cuadernos del Bicentenario. Nº 39. Agosto 2019

Cuadernos del Bicentenario. Nº 39. Agosto 2019.

977-1887-25811-2-00039

La delgada línea verde (I)

  • José Manuel Rodríguez Gómez. Págs. 5-20
    La alimentación en la Guerra de la Independencia
  • Jesús Maroto de las Heras. Págs. 21-36
    Los dragones de Napoleón
  • Ercole Trotti, traducción de Jorge Planas Campos. Págs. 37-40
    La epidemia de cólera al inicio de la primera Guerra Carlista
  • Máximo López Vilaboa. Págs. 41-70
    XV Bandera del Tercio. Irlandeses en España
  • Fernando Arbizu. Págs. 71-110
  • Índices de Cuadernos del Bicentenario. Nros. 0 al 38. Págs. 111-140

«¿Cómo vestían los generales españoles en Cuba?» por José Manuel Guerrero Acosta

Por José Manuel Guerrero Acosta. Coronel de Ingenieros. Miembro del Foro para el Estudio de la Historia Militar de España

En plena efervescencia del Black lives matter, mientras la televisión nos sorprendía diariamente con las imágenes de unos disturbios raciales que parecían sacadas de otra época, una mañana recibí la llamada de mi amigo Augusto Ferrer-Dalmau. Su voz sonaba entusiasmada, como siempre que se enfrasca en un nuevo proyecto:

«¿Cómo vestían los generales españoles en Cuba?».

Me sorprendió saber que su proyecto era relativo a un general de raza negra. Así conocí que España tuvo un afrodescendiente entre su generalato. Se llamaba Eusebio Puello y lo fue un siglo antes de que EE.UU tuviera alguno, cuando Benjamin Davis llegó a general de la USAF en 1960. Una cuestión inconcebible en cualquier otro país europeo, excepto en Francia, que tuvo uno -en realidad, mulato- durante la Revolución de 1789 (por cierto, era el padre de Alejandro Dumas, un detalle que encantará a nuestro común amigo Pérez-Reverte).Tanto España como Francia contaron en sus territorios de ultramar, aproximadamente desde 1760, con unidades de negros libres (Compañías de Morenos Libres, como se los denominaba en el español dieciochesco). Habían alcanzado su libertad gracias a algunos de los derechos previstos en las estrictas leyes hispanas que regulaban las relaciones entre los esclavos y sus propietarios en América (en la Península, los últimos casos de esclavitud desparecieron hacia 1766). Los esclavos tenían derechos impensables en otras latitudes, como el descanso dominical, establecer pequeños negocios de subsistencia y comprar su libertad. Y aunque hoy pueda pensarse lo contrario, tanto los indígenas americanos como los afrodescendientes fueron firmes pilares de la monarquía hispánica frente al independentismo americano. Se sentían protegidos por el Rey frente a las arbitrariedades de los criollos.

Eusebio Puello y Castro nació en 1811 en Santo Domingo, el antiguo territorio hispano que ocupaba la mitad occidental de la isla de La Española. Ingresó en filas en 1824 y siempre demostró un gran valor y una extraordinaria capacidad de liderazgo, lo que le proporcionó una meteórica carrera durante las guerras de la República Dominicana contra sus vecinos de la República de Haití.

En 1859 y ante las continuas invasiones haitianas, Santo Domingo solicitó la anexión a España para protegerse de sus violentos enemigos. Puello sería admitido entre las tropas españolas en 1861 con el grado de mariscal de campo (general de división). Pronto tuvo que hacer frente a la sublevación de sus compatriotas opuestos a la anexión, que abrió desde 1863 un período de casi tres años de guerra, en la que participaría del lado de España en innumerables combates. España decidió abandonar su presencia en Santo Domingo en 1865. Los numerosos dominicanos que, como Puello, habían apostado por España se vieron en la necesidad de emigrar a Cuba o Puerto Rico. Como otros muchos afrodescendientes libres convivieron con los rescoldos de una esclavitud que, debido a los intereses de los oligarcas y hacendados antillanos, no sería abolida definitivamente hasta 1888. Puello había sido condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III por su actuación en Santo Domingo. Al estallar la sublevación independentista cubana en 1868, empuñó nuevamente las armas, ahora para defender la integridad nacional de su país de adopción. Mientras otros compañeros dominicanos emigrados eligieron unirse a los rebeldes cubanos, Puello participó en numerosas operaciones militares -siempre al mando de tropas españolas de raza blanca- contra los mambises.

A mediados de 1869 fue nombrado comandante general del Departamento Central o de Camagüey, con sede en Puerto Príncipe. Allí fortificó la ciudad, reparó las líneas de ferrocarril y animó a los habitantes, muy afectados por el hambre y las enfermedades tropicales. El 30 de diciembre de 1869, al mando de una columna compuesta por unos 1.200 hombres (Batallones de Chiclana, La Unión, Reina y Voluntarios de Madrid; Infantería de Marina, Caballería, Ingenieros y 4 piezas de artillería) atacó y ocupó el pueblo de Guáimaro, que las fuerzas insurrectas habían establecido como su capital. El 1 de enero de 1870 se enfrentó en Las minas de Juan Rodríguez (en el camino de Guáimaro a Palo Quemado) a las tropas rebeldes dirigidas por el aventurero norteamericano Thomas Jordan (un antiguo general del ejército confederado) y el líder independentista Ignacio Agromonte. En esta acción, sus tropas sufrieron 223 bajas y Puello resultó herido en el asalto a pecho descubierto contra un enemigo fuertemente atrincherado y emboscado, que le esperaba con el grueso del ejército rebelde. Su arenga a sus soldados bisoños fue: «¡Soldados! ¡Yo que soy negro, me ofrezco como blanco a los enemigos de España! ¡Adelante!». Cuatro meses más tarde y tras recibir críticas por deficiencias en la administración y organización de sus tropas, Puello sería relevado del mando de Camagüey y, aunque estaba dispuesto a seguir cumpliendo con su deber hacia España, no volvería a dársele ningún mando en campaña. Augusto en su boceto a color ha elegido vestir a nuestro personaje con el uniforme de diario de general. Armado con un sable de oficial de Caballería modelo 1840, se cubre la cabeza con el kepis-ros gris y viste la levita de lanilla azul turquí abierta, reglamentaria en el Ejército de Cuba, con faja y entorchados de mariscal de campo sobre bocamanga encarnada. El pantalón grancé y la bota alta de montar típica de la época completan su indumentaria.

Santo Domingo y las tropas «Tropas Negras Auxiliares de Carlos IV»

Para más información sobre Santo Domingo y las tropas «Tropas Negras Auxiliares de Carlos IV», que lucharon integradas en las tropas coloniales españolas en San Domingo, en los últimos años del siglo XVIII. Ver el libro Santo Domingo. Una colonia en la encrucijada. 1790 – 1820, de Antonio Jesús Pinto Tortosa, editado por el Foro para el Estudio de la Historia MIlitar de España.