La población española aún padecía en el año 1820 los efectos de la tragedia humana y económica tras la bárbara Guerra de la Independencia (1808-1814) contra las tropas imperiales de Napoleón Bonaparte. La difícil situación económica convertía la supervivencia diaria en una dura aventura. La implacable persecución política de los políticos liberales de las abolidas Cortes de Cádiz en 1814 culminó con el levantamiento liberal del 1 de enero de 1820 en Cabezas de San Juan, golpe de estado encabezado por el coronel Rafael del Riego Flórez , comandante del 2º batallón del regimiento de Asturias, perteneciente a las tropas destinadas a las provincias de ultramar. Fernando VII acabaría aceptando la Constitución el 6 de marzo de 1820. El Trienio Liberal se impuso por las armas y por las armas tuvo que estar defendiéndose hasta su caída en 1823. Burgos fue el escenario de una Conspiración absolutista y lugar de enfrentamientos entre el Cura Merino y el Empecinado.